La fotografía es la vanguardia de la sociedad
El fotógrafo mexicano señala que la fotografía es la punta de lanza de la sociedad de nuestro tiempo, sin embargo, impone un nuevo reto, superar el analfabetismo visual
En suma, la definición de fotografía, aquella que nos dice consiste
en “escribir con luz” sigue vigente y es hoy por hoy incluso más actual que cuando
naciera la fotografía gracias a la digitalización y la tecnología aplicada a la
foto.
Por otro lado, el ejercicio y
las formas de leer la fotografía ya no son la mismas de hace 5 años y menos la de hace 50
años. De hecho cualquier intento por atrapar lo que es la fotografía hoy podría
tiene fecha de caducidad para dentro de 24 horas más adelante porque la
tecnología y la Internet la definen y moldean constantemente.
“Ahora, en un día se toman y comparten más fotos en la Red
de las que se tomaron en los últimos ciento cincuenta años (…), Facebook compró
‘Instagram’ en 2 billones de dólares que es el doble del dinero que se ha
invertido para comprar todas las fotos de todos los fotógrafos de toda la
historia de la fotografía (…), Hoy todo mundo toma fotos de todo y las comparte
hasta en el país más pobre del planeta (... y), Para saber cuál es el futuro de
la fotografía se tendría que estar frente a una computadora todo el día checado
todas las principales páginas de fotografía”.
La Fotografía o más bien la cultura de la fotografía se ha
convertido en la vanguardia de la sociedad, pero, la popularidad de la cultura
de la imagen tiene el reto de superar el enorme analfabetismo visual porque la
gente sólo sabe apretar un botón y el aparato es el inteligente.
Ese es una de las tareas que tiene por delante un lugar como
el Centro de la Imagen que ustedes tienen aquí, diría en una de las tres
ocasiones que mencionó al Centro de la fotografía tabasqueña dentro de su
discurso para criticarlo por apostar a estrategias obsoletas de exposición de
fotos impresas y animar a sus encargados a buscar respuestas nuevas para los
nuevos tiempos.
A groso modo esas fueron dos o tres entre muchas de las
ideas principales que el fotógrafo mexicano Pedro Meyer, a quien se estima como
la referencia más importante de la fotografía contemporánea en Latinoamérica y
el mundo, ofreciera el jueves al medio en el auditorio del Museo Regional de
Antropología.
La conferencia ofrecida en el marco del Festival Cultural
CEIBA duró dos horas y fue otra de las actividades esperadas del programa por
los amantes de la lente, como lo demostró el lleno total del recinto, con lo
que se demostró que, como también describiera Meyer, la fotografía es paso de
ser el patito feo de las artes menores a imponerse como una revolución visual y
en Tabasco ese interés no es la excepción.
Desde una hora antes de la conferencia los jóvenes
aprendices de fotografía y fotógrafos reconocidos hacían fila para entrar al
auditorio del museo donde se efectuaría la conferencia del maestro Meyer
programada para una hora más tarde. Los que llegaron antes platican,
intercambian ideas en las escalinatas de la entrada y observan cómo los guardias
de seguridad no dejan entrar a otros jóvenes que se suman a la espera.
El fotógrafo ya está, dijeron los encargados de la recepción
llegó una hora antes de su participación
y aprovechó para recorre el museo y sus alrededores, además del recién
creado Centro de la Imagen de Tabasco y la exposición de desnudo, lo que le
sirvió de paso para señalar, en el hilo de su conferencia, que se trataba de un
intento desfasado con la actualidad.
Media hora antes de la conferencia Meyer salió del museo y
pasó frente a los jóvenes. Luce igual que en las fotos que se pueden observar
en su página de “feis” solo que un poco más alto. Viste playera tipo polo de
color azul oscuro, pantalón mezclilla, zapatos tenis, barba cana.
Y como la cola seguía creciendo y la presión aumentaba
alguien sensato decidió que se dejara entrar a los madrugadores que ocuparon
ansiosamente las pocas butacas y sillas del recinto donde el aire acondicionado
fue el mejor antídoto para la espera.
¿Cómo sabes cuando un joven universitario viene por órdenes
de un maestro? –es la pregunta de una persona que leyó una crónica anterior
donde se anotó que este tipo de sucesos se llena con alumnos de los distintos
talleres universitarios de diseño, comunicación y fotografía. Sencillo -le
responde otro-, sacarán de inmediato libreta, lápiz y cámara. Lo dicho fue lo
que se vio en efecto.
-¿Por poco y se quedan sin sillas? -Bromea una.
-Ya nos pasó con
Jurado, llegamos a la hora y nos quedamos fuera –Repele otra.
En poco minutos el auditorio está ocupado definitivamente,
al menos los asientos disponibles, y la maestra de ceremonia con su voz pomposa
pide a los presentes que pongan sus celulares en la modalidad de vibrador lo
que provocó risillas y bromas en el sector masculino.
Meyer entró al recinto y se acomodó de inmediato en la mesa
principal, miró de frente al centenar de ojos, sacó sus gafas y los afrontó con
su camarita apenas un poco más pequeña que una caja de cigarros pero con la
potencia de 25 megapixeles, un verdadero prodigio.
Aún faltan doce minutos para la hora programada y la
afluencia pertinaz se mantiene. Todo indica que los organizadores del
festiceiba se quedaron cortos en cuanto al pegue que tiene la fotografía en
Tabasco. Da la impresión de que Meyer está incómodo, coloca su Tablet, coloca
los dedos sobre la pantalla como si hiciera pases mágicos. Se toma la foto pero
el gesto es severo y eso mantiene a rayas a muchos aunque al final las jóvenes
ganan y lo comprometen a la foto del recuerdo. Un minuto antes de las doce, la
de la voz ceremoniosa, ofrece la bienvenida y llegan lo aplausos.
-Los que usen reloj de pulsera que levanten la mano –pide
Meyer y frente a él se levantaron unas diez manos que no sabían bien a bien de
qué se trataba aquella solicitud en una conferencia sobre fotografía. Ahora,
los que no usan –y la mayoría apabulla a los primeros.
El pequeño ejercicio de calistenia rompehielo serviría al
fotógrafo mexicano para entrar en materia e ilustrar de qué manera algo tan
imperceptible representa un gran cambio
generacional pero importante en este siglo 21. Los jóvenes prefieren objetos
multifuncionales como los celulares que lo mismo te sirven para hablar, tomar
fotos y ver la hora.
Para Meyer las nuevas condiciones tecnológicas influyen de
tal manera en el ser humano que a su vez tiene que responder con nuevas
actitudes acorde a esa tecnología, incluso el arte. Por lo tanto ala Fotografía
ya no se le puede mirar como hace cinco o cincuenta años. Ha mutado.
La foto pasó de ser el patito feo de la cultura, un arte
menor, para convertirse en la vanguardia de la cultura pero muchos no se han
dado cuenta, es más mucha gente involucrada de la cultura todavía no lo
entiende: antes se tomaban foto los fines de semana ahora todo mundo toma fotos
todo el día y las comparte.
Sin embargo, la situación no es tan fácil como parece. El
artista, reconocido por su entusiasmo en la fotografía digital y sus variantes
insumisas, señala que así como la imprenta de Gutenberg impone la
alfabetización, así la nueva cultura de la imagen exige una alfabetización
visual.
Hoy la
Fotografía, sin costo, que se puede
publicar y compartir, se ha convertido en la vanguardia de la sociedad pero,
para poder comunicarse, es necesaria una educación visual que nos permita
superar el enorme analfabetismo visual reinante. La gente solo sabe apretar un
botón y el aparato es el inteligente.
No es que no sirva la inmensa mayoría de fotos que polulan
en el ciberespacio, dijo, sino que hace falta una cultura fotográfica instruida
para que una foto vaya más allá de las dos o tres personas que pueden ver y
entender tu foto. Con la alfabetización se ayudaría a ver y escribir
visualmente.